Tuesday, September 30, 2008

22. El día ha venido a mí en las playas del Pacífico de Guatemala

Atesoro estos poemas,
Como si yo tejiera en ellos letras de un diálogo indescifrable.
Tal vez por eso, escribo siempre desde el miedo.

Atesoro la promesa de los signos del tiempo
Que con sus rayos hará brillar hasta la ceguera
Lo antes opaco y deslucido.

Y está bien amar estas cosas.
Sin embargo, en el fondo sé que mi amor por ellas
Proviene de tu resplandeciente frescura
Tumbada hoy a la orilla de la piscina
Y de los secretos que quedarán entre nosotros:
Los colores descoordinados de las dos partes de tu bikini;
La forma en que las gafas de sol resbalan sobre tu nariz;
El título del libro descansando sobre tus rodillas;
La tranquilidad con que das chupadas a tu porro de marihuana.

El día ha venido, remarcando dulcemente
Las playas de mis mares, lagos y lodazales.
La bruma se abre permitiéndome ver
El drama de la ruta del sol
Esquivando las celosías abiertas de mi habitación.
La lluvia evanescente me despierta con su olor.
La guardaré como un tesoro,
Aunque el temor prevalezca.

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