Monday, September 29, 2008

Hay gloria y misterio en los caminos donde se han quedado dormidos mis amigos


Qué firmemente tomado de la línea de vida parecés.
Qué ninguneado resulta hasta el ocaso frente a las caricias maternas;
Al acariciarle tu esposa olvida al resto de la mesa, mientras yo me sirvo más té.
Esto es la vida.
Esto es la vida, creo escucharte repetir, mientras la gota de rocío paciente se demora en romper
y separarse de la hoja.

Te miro con la humildad del lucero de la tarde;
Si no te hubieras levantado por más cerveza, te habría preguntado qué ha sido de aquél dolor
de alma del que solías hablarme
(La música del estéreo, antes tendiendo rieles entre nosotros, hoy suena a silbido de tren
alejándose).
Esto es la vida.
En los primeros días de otoño arde terrible un adiós nunca dicho, y sin embargo, nos decimos hola cada
vez que nos vemos.

Volves a mí con la certeza de lo imposible decirte.
Volves en tardes así,
Las antiguas charlas nocturnas aún palpitando en el llanto de los niños y en la frase que el poema se ha
negado a pronunciar.
Te sentas a mi lado, posando cariñosamente la mano en mi rodilla,
Tus ligeros pies de viento acercándote a mí.

Gotea.
Irisada por tu risa la gota contiene al mundo.
Colgadas del instante que le toma llegar al suelo, nuestras vidas se abrazan en ella.
Golpea.
¿Volvemos?

1 comment:

elpatojo said...

Sencillamente bello-sutil.