Thursday, August 12, 2004

Por qué escribir en un blog?

Antes de empezar a escribir en un blog, para poder hacerlo, no pude evitar hacerme la sediciosa pregunta de por qué? Qué me puede mover a escribir y hacerlo en un sitio público, o al menos no sólo para mí? Y entonces la pregunta sustancial resultó ser, por qué escribir, o para qué? Sin mucho pensarlo, vino con premura una idea: escribo por necesidad. Porque a pesar de ocuparme cotidianamente en cualquier otra actividad, crear, e imbuir la actividad creativa en mí, me resulta indispensable para sobrevivir, para poder vadear por una vida que a veces parece ahogarme en su sin sentido. Quizás esto resulte un exceso para todo aquél que no ha experimentado el arrollador impulso artístico o no ha sufrido con un sufrimiento suficientemente neurótico como para embarcarse en una búsqueda personal a través de métodos tan diversos como la sicología, la religión, la filosofía, las drogas, la meditación, el sexo o cualquier otro que inevitablemente tienda siempre hacia el mismo punto: uno mismo.
Tanto el sufrimiento como la actividad creadora resultan de la misma flébil naturaleza de nuestra existencia que no es completamente material ni completamente ideal, no es solamente “cosas” ni solamente “ideas”, sino un intercambio entre las dos, al cual llamamos vida. Vivimos en un mundo material que nos es extraño, porque no es el medio donde nos reconocemos existir plenamente.
Cuando nosotros pensamos en nuestro “yo”, reconocemos que no pensamos en el “yo” que vemos en el espejo, y ni siquiera en el “yo” que habla con la gente. Percibimos que ese verdadero “yo” es desconocido para el mundo, e incluso para nosotros mismos. Sin entrar en elaboraciones metafísicas, al menos podemos reconocer que nuestra existencia como seres humanos, y las consecuentes actividades en las que nos implicamos, buscan una finalidad bastante esotérica al pretender siempre subsanar la inconsistencia entre un mundo externo y uno interno en los que existen dos “yo” diferentes.
El hombre vive persiguiendo reflejos suyos que encuentra en diversos espejos (amantes, dinero, trabajo, guerras, religiones, etc.) a lo largo de su vida, sin ser capaz de ver nada más allá de él, y no reconociendo en el mundo otra realidad que no sea la inmediata. En última instancia, el hombre realiza su recorrido por el mundo escrutando en su interior sin ser plenamente consciente de ello, distinguiendo senderos que le llevan a recovecos cada vez más profundos de su ser, y prefiriendo la mayoría de las veces subterfugios en los que arrellanarse y evitar esa búsqueda que sólo cesará con la muerte .
Yo reconozco que mi camino no es otro que el que me lleva a conocerme a mí mismo, a ser lo que ineluctablemente soy, o en palabras de Ortega y Gasset “ Ser hombre no es ser, o lo que es igual no es hacer cualquier cosa, sino ser lo que irremediablemente se es.” Esto es, buscar el sentido de mi vida interiormente, y sí, en los objetos o personas en derredor, pero puramente como reflejos míos y no independientes de mi perspectiva. Estoy convencido que cada uno debe buscar su camino y razón para vivir en su individualidad.
No existe más realidad que la propia vida, fuera de la cual no tiene sentido ni importancia cualquier otra cosa. Así, creo que sólo siendo fiel a mis pensamientos y sentimientos representados a través de palabras podré existir, como otros lo hacen en el amor de una mujer, en los hijos o en el trabajo. Este espacio será un lienzo en qué plasmar lo que en mi vida es realmente importante.
Para mí, escribir es en una implícita búsqueda interior de tiempo completo que da fe de mi existencia. Existir acaso no sea simplemente vivir. Es inevitable que cualquiera que nazca, viva, pero sólo el que vive buscando su origen puede saborear plenamente de la existencia, y en realidad, ese que ha buscado existe más que el que no.
Toda actividad, intelectual o física que ocupa al humano, representa un intento por dejar constancia de su paso por la vida; lograr de alguna manera trascenderse y desbordarse hacia el mundo que está fuera de él. Los hombres vivimos en pos de ese objetivo, sea consciente o no, de convencernos de nuestra propia existencia. Creamos puentes y pinturas, televisores o poemas, religiones y empresas, luchando por crecer fuera de nuestros propios límites. Estamos encerrados dentro de una prisión material que queremos vencer a través de cada una de nuestras actividades en la vida diaria, sin caer en cuenta de que el problema radica en que ellas no son objetivos en sí, sino puramente medios para alcanzarlos.
Yo no puedo vivir sin intentar conocerme, sin intentar buscarme a mí mismo y despellejarme como una cebolla. Es la única manera que conozco de existir. Y cuanto más me conozco, más me convenzo de que estoy lleno de fatuos deseos y que todos mis actos no son más que espejismos y engaños, por lo que sólo me queda creer en el vacío. Por eso pretendo escribir desde allí.
Pero también reconozco que si he de avanzar, debo enfrentarme a mis reflejos, y por eso me permito seguir algunos, como el que me hace creer que escribiendo de adentro hacia afuera la vida es otra cosa distinta a la soledad.

ESPEJOSpor Estuardo Castro C.
Espejos y espejos llenaban el techo, las paredes y el suelo.
Caminaba entre fantasmas reverberando con luz inmanente.
Danzaba en el salón de un palacio con fragancia lasciva.

Creí verme simple sentado en una esquina
A la orilla de un lago con cisnes y peces.
Un nimbo de imágenes, de mi carne expansiva
Ocultaba mi musa con destellos fingidos.
Me arrastraron los vientos, gira toda la esencia.
Se ha dormido un reflejo temeroso de ella
Escurriendo mi esperma, buscando cuna en sus manos.
Ella creyéndolo diáfano lo ocultó con su lengua
Pretendiendo no ver en un espejo el reflejo
Que crecía en mi frente, astillado y sin ritmo.

Danzando un fantasma me ha besado en la boca
Y ha musitado a mi oído: “París” o “New York”,
No he escuchado muy bien.

Y corrí tras de él creyendo abrazarme
Y saltar por encima de mi rauda conciencia.
En un agujero sin fondo me caí en un espejo.
Me hundí sin dejar ni un rastro de mí,
El escarceo ocultaba que me había perdido;
Tranquilidad refulgente, proyectaba fantasmas,
Espejismo en lontananza, y yo tras de él,
Siempre yo tras de él.

Danzando un fantasma me ha besado en la boca
Y ha musitado a mi oído: “París” o “New York”,
No he escuchado muy bien.

Danzando y danzando aparecen reflejos;
Los fantasmas comparten de su luz trascendencia.
Y cayendo y cayendo me he roto los huesos.
Sobre imágenes rotas de mis ojos lloré.
La superficie bruñida de un espejo inmortal
Apacible y tranquila, reflejando fantasmas,
Espejismo en lontananza, y yo tras de el.

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