Sobre La Science des rêves (aka La ciencia del sueño)
Es una de esas películas que -como me sucede frecuentemente- al terminar de ver no pude decir exactamente si me gustó o no (la decisión viene después de pensarla por algunos días). Finalmente, puedo decir que no me gustó.
Michel Gondry no logra desprenderse de su bagaje como director de videos musicales. La película es, en sus mejores momentos, poco más que una versión extendida de un video de Bjork, con dos caras a la moda, Bernal y Gainsbourg, -lindas por demás - que garantizan el atractivo para toda la horda "yuppie" (¿todavía es válido usar el término estando en el 2k?) intelectualoide. Conincido con el patojo en que falla en proponer una temática (quizá más certero sería decir trama). El planteamiento inicial, el de explorar la mezcla de realidad-sueño en la percepción, se queda en eso, nada más que un planteamiento.
En conclusión, como imagniería, bella, como película, totalmente dispensable. Esta película me confirma que Eternal Sunshine no es nada sin Kufman...
Saturday, July 28, 2007
Thursday, May 17, 2007
De la esperanza
¿Es posible acercarse apacible,
cruzar la franja entera de las palabras que no encuentran voz,
como a vos quisiera todos los días decirte:
"aplastado por tu aliento que huele a mí,
voy disuelto en las miradas del mundo"?
¿Es posible la belleza sin pretensión,
como el silencioso verdor alrededor del cuello del río,
donde vos y la verdad, y desde abajo yo,
pensamos en hablar, encorsetados con pelos de pinceles
que dibujaron a salpicones el calor del Sol?
Nada dice de los pies ateridos la fugacidad posterior.
Las ligeras luciérnagas son en la oscuridad aunque yo no las vea.
Letargos siniestros formados por ausentes sonidos,
de ellos nada son, nada ha llegado hasta acá aún. ¿Está Dios?
Ausencia de mar abierto por la noche: abierta hacia la luz.
Donde todo es posible, la vida oscurece
estrellada en el fanal silencioso del que nada escapa,
orgullosamente dislocada, olvidada en un detritus.
El rabioso azar, atento al guiño de un ojo,
no sucumbe salivoso a Pavlov,
no cree en nada, prefiere el mutismo a la eternidad.
De esto yo nada sabría si de ti no supiera mis propias manos,
si de la gota irisada que estalla ante mis ojos,
cruzar la franja entera de las palabras que no encuentran voz,
como a vos quisiera todos los días decirte:
"aplastado por tu aliento que huele a mí,
voy disuelto en las miradas del mundo"?
¿Es posible la belleza sin pretensión,
como el silencioso verdor alrededor del cuello del río,
donde vos y la verdad, y desde abajo yo,
pensamos en hablar, encorsetados con pelos de pinceles
que dibujaron a salpicones el calor del Sol?
Nada dice de los pies ateridos la fugacidad posterior.
Las ligeras luciérnagas son en la oscuridad aunque yo no las vea.
Letargos siniestros formados por ausentes sonidos,
de ellos nada son, nada ha llegado hasta acá aún. ¿Está Dios?
Ausencia de mar abierto por la noche: abierta hacia la luz.
Donde todo es posible, la vida oscurece
estrellada en el fanal silencioso del que nada escapa,
orgullosamente dislocada, olvidada en un detritus.
El rabioso azar, atento al guiño de un ojo,
no sucumbe salivoso a Pavlov,
no cree en nada, prefiere el mutismo a la eternidad.
De esto yo nada sabría si de ti no supiera mis propias manos,
si de la gota irisada que estalla ante mis ojos,
no creyera yo que depende mi vida entera.
Sunday, May 06, 2007
El mundo detrás
Profundas miradas de caras planas,
Intuidas por los escasos fulgores de mi mente agotada.
Sentados en los riscos de melancólicos suspiros,
Arrastrando nuestra unión. Hacia atrás. Hacia delante.
Cogí el vaso de sobre la mesa.
Mis dedos trémulos casi se atrevieron a decirle
- ¿no creés vos que, ante la innegable belleza de lo pequeño,
no sea posible ya separarnos, evitar el destino?
Me volví para verlos.
En la oscuridad apabullante brillaban aquellas diminutas ausencias risueñas,
intermitentes y juguetonas luciérnagas moribundas.
Me mordí el labio.
Me mordí el labio.
Las sombras múltiples y en medio el listón largo cebando mi entrada al mundo,
Enredando la cristalina ruptura de la vista caleidoscópica
Derramada desde la húmeda profundidad que resguardaban sus piernas.
Mi mano antojadiza-deleznable-(in)consciente huyó del primer plano,
Acuencándose, estúpida, como si pudiera retener así algo.
No hubo risa. No había aire. No existía vacío capaz de contenerla.
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