
Como si las palabras fueran para entenderse y no separarse, Dios habló.Entonces cada uno salió a encontrarse con los otros en el desierto hacia el Norte.Quisimos construir la Babel que nos acercara a Él.Cantamos y bailamos, sintiéndonos ya casi con un pie en el cielo.La guitarra ajada. Las notas atezadas por el sol del mediodía sirvieron para maldecir.Ya nada armoniza. Lejos las palabras de Dios. Creía pensarnos, nos inventó la soledad. Volví de madrugada a mi casa. La humedad calzada como guante silueta

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