Hace tiempo, escuhcé la tristeza de su pelo hablar de sostener mis propios pasos, perseguidos por una innumerable seguidilla de hojas de eterna primavera. Y entonces decidí que el Tiempo no me vencería; sobre él triunfarían los cuerpos decadentes de quienes conmigo se han lanzado en su corriente. Yo les prometo: No, no pasará. Todos quedaremos. Y todos viven en mí en un perfecto mutismo.
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